miércoles, 11 de junio de 2008

Elegir o no elegir:esta es la cuestión
Al filo de sus estudios secundarios los adolescentes se sienten ante la disyntiva de tener que optar por lo que van a hacer. Más bien diriamos, desde una visión antropológica, de lo que van a ser, cuestión aún más complicada.
Ante la disyuntiva aparecen dos miedos básicos:
1) el miedo a la pérdida
2) el miedo a lo desconocido
Respecto al miedo a la pérdida cabe preguntarse qué temen perder los adolescentes. Temen perder lo conocido: las reglas conocidas de la convivencia escolar y familiar (aunque sean criticadas), los amigos, el mayor tiempo de ocio, las permisividades por parte de los adultos, la falta de pesadas responsabilidades; el cobijo de la casa de los padres. en una palabra, su status de adolescente.
Ligado al miedo de la pérdida, como la contracara de la misma moneda, aparece el miedo a lo desconocido: un nuevo lugar de estudios, nuevas relaciones sociales, mayores exigencias académicas; arreglárselas con reglas de convivencia desconocidas cuyos códigos se deben aprender a respetar; comenzar a desprenderse de la tutela paterna. Es decir, temen crecer.
Las miedos no resueltos producen en quienes los padeden situaciones regresivas (querer volver a etapas vitales anteriores); fobias, pánico, stress. Sin duda la carga de estos síntomas tiene distinta intensidad y está estrechamente vinculada a las historias familiares y a la estructura caracterológica del sujeto.
Para superar esos miedos, que son los mismos que todos sentimos ante las situaciones vitales nuevas, los jóvenes deben contar con recursos suficientes para empezar a caminar un nuevo trayecto de vida. Tendrán que sacar de la mochila muchas cosas guardadas que ya no tienen vigencia y a llenarla con otras que le serán de más utilidad. Inclusive quizás deban cambiar la mochila por un maletín..." del artículo de Cecilia Barone. Consudec, 2008.

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